El pasado quince de mayo, se produjo en Pozuelo de Alarcón una de esas manifestaciones que no tienen eco en la prensa porque ni son masivas ni las convocan políticos, sindicatos u organización alguna. Aunque, precisamente por eso, son representativas del auténtico titular de la democracia: el pueblo.
El motivo, la privatización de la Escuela Municipal de Música, y las preguntas que siempre surgen al respecto: ¿a quién beneficia?, y ¿por qué lo que es una carga para el Ayuntamiento se convierte en un negocio para un empresario? ¿por qué al privatizarla habrá más calidad de la enseñanza, si serán -o eso dicen- los mismos profesores y los mismos métodos?
Ante esta absurda –si no interesada- iniciativa municipal, los propios alumnos respondieron convocando esa manifestación, a la que se adhirieron algunos profesores (otros sólo quisieron mostrarse cinco minutos antes del final) y que fue un hermoso ejemplo de ejercicio pacífico de la ciudadanía aliñado, como no podía ser menos, con música, para que les llegue a los oídos de los responsables del desafuero, a sabiendas de que nunca llegará a sus corazones, demasiado encallecidos por las necesidades de partido o por las ambiciones personales.
¡Lástima que el país entero no se derrame más por las calles de esta forma, sin fantoches institucionales al frente! Y lástima que sólo las manifestaciones en las que hay una marea humana, ocurre algo desagradable, o son de un color político determinado, sean las que aparecen en los medios.
Ésta ha sido sólo del pueblo. Más todavía, ha sido sobre todo de los jóvenes. Pero, a la vista del proceso de privatización, está claro que ni el uno ni los otros importan al Ayuntamiento.
-AELPON- Alfredo Vílchez