Leo en la edición impresa del 8 de junio de El Mundo que el sueco Rickard Augustsson ha fundado el PP en Suecia, y que este partido ha conseguido un escaño en el Parlamento Europeo, con el 7,1% de los votos de los suecos.
El PP, en este caso, enarbola bandera negra con las tibias y el cráneo. Significa Partido Pirata, y se ha erigido en defensor de los descargadores internáuticos, y en debelador de SGAEs y similares.
¡Un escaño en el parlamento europeo!
Sin duda el suceso que ha hecho a los jóvenes suecos votarle suficientemente ha sido la sentencia contra «The Pirate Bay», una especie de aplastamiento de David por Goliat.
Falkvinge ( «ala de halcón», nombre de guerra de Augustsson) ha estructurado su partido en torno a tres puntos: eliminación del sistema de patentes, reforma de la ley de propiedad intelectual, y protección del derecho a la privacidad del ciudadano, punto éste último que va directamente contra la ley sueca que permite el acceso institucional a correos electrónicos y conversaciones telefónicas. ¿Le suena esto a alguien? ¿No hay algún proyecto parecido -naturalmente progresista- estructurándose por estas tierras del Cid?.
Creo firmemente que debe existir un beneficio para el creador, pero también creo, como Falkvinge, que muchas leyes de propiedad intelectual deben ser revisadas para que no existan explotadores como la SGAE, que, además de cobrar por todo lo que se le ocurra que puede servir para copiar algo (de los lápices no se han acordado aún), luego reparte caciquilmente a los socios que quiere (ver artículo Delenda est SGAE) y en modo alguno es neutral en la disputa política.
Y, buscando una referencia al tema en la edición digital del periódico -referencia que no encontré- tropecé con la noticia de hoy, día 9, de que el Constitucional francés se opone a que sea una autoridad administrativa quien intervenga al usuario de Internet, por lo que deberá ser un juez quien proponga la intervención. Es un consuelo. Y no digo una alegría, porque éste el país de la ceja y la subvención, y la SGAE tiene demasiado poder. Pero algo es algo.
¡A ver! ¿Quién se anima a fundar aquí una filial del PP sueco? o, al menos ¿hay algún partido que incluya en su proyecto estos puntos de «ala de halcón»? Que lo diga alto y claro, porque estoy seguro que, como yo, muchos le votarán.
-AELPON- Alfredo Vílchez