De nuevo en la brecha.
Algún tiempo ha pasado desde la última vez que escribí en este blog, por razones que no vienen al caso.
Como antes, reflejaré en estas líneas mi opinión sobre diversas cosas de mi entorno. Y lo que toca hoy es escribir sobre algunas cuestiones absurdas, contradictorias, incoherentes y disparatadas que están conformando la actualidad de estos días.
Las dos más recientes se refieren al mismo partido: Podemos.

La primera de ellas, la negación de Podemos, ayer 12 de marzo, junto con los demás partidos comunistas de la Eurocámara, a pedir la libertad de los presos políticos de Maduro, en Venezuela.
El hecho de no protestar por detenciones arbitrarias e irregulares de un régimen que se desliza cada vez más hacia la dictadura pura y dura sólo puede significar dos cosas: que se está de acuerdo con que ese es el camino para reducir a la nada a los opositores, sendero propio del pensamiento totalitario comunista, o que no se puede ir por otro camino porque quien paga, manda. También puede que, a lo peor, sean las dos cosas, porque lo de la finaciación al parecer atañe sólo a Podemos.
El rasgamiento de vestiduras que llevan a cabos estos «próceres» cuando se pisa un callo en una manifestación, aquí en España, está absolutamente ausente cuando se trata de privar arbitrariamente de la libertad a los que piensan distinto del dictador de turno.
Por pura lógica, los antifranquistas acérrimos deberían ser antimaduristas acérrimos. Pero una cosa es criticar a Franco muerto y otra oponerse al ejemplo vivo de unos cuantos representantes del paraiso del proletariado.
En el caso de Podemos, y del señor Iglesias en particular, es, además de incoherente, contradictorio, porque hace unos días condenó en España la detención del alcalde Ledezma. Claro que eso era en un mitin, para quedar bien aquí con sus fans incondicionales. Hacerlo en la Eurocámara tiene unas consecuencias internacionales que no le están permitidas a los podemistas, por lo que allí hay que votar que no.
Primero sí. Luego no.
En resumen, lo de siempre. Si algo les hace perder votos, se dice lo contrario y santas pascuas (no dirían precisamente eso, pero usted ya me entiende). En cuanto Pablo Iglesias y su corte se dieron cuenta de que con sus primeras manifestaciones estaban siendo demasiado sinceros y alarmantes, fueron cambiando a planteamientos un poco más moderados. Donde dije «digo» quiero decir «Diego». Vamos, el lema de los hermanos Marx: «Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros». Porque la cuestión es lograr el poder. Luego ya volveremos a nuestros fueros iniciales…. o a lo que nos dé la gana, como Chavez y Maduro.

 

La segunda razón para volver a coger el teclado (antes era más romántico aquelo de «coger la pluma») son las declaraciones de la candidata de Podemos a la Junta de Andalucía, Teresa Rodríguez. Sí, la de aquello de quitar la Semana Santa y luego decir que no era eso lo que quería decir. Pues bien, Teresa afirma que hay que crear una banca pública (y única, porque en otras ocasiones se han opuesto a que exista la «casta» bancaria) que pueda, y cito textualmente, «poner los ahorros colectivos a disposición de lo que la sociedad necesita, porque hemos observado cómo los ahorros de los ciudadanos que están en los bancos no se han invertido en una economía productiva que genere empleo, sino en aumentar las ventas de coches de lujo y de los yates en la crisis y de enriquecer a la economía especulativa»
No termino de entender eso de los coches de lujo o los yates. Los bancos no compran coches ni yates. Los propietarios de los fondos en ellos depositados puede que sí, en uso de su libertad para disponer de su dinero como quieran. A no ser que eso también se vaya a limitar.
No me extrañaría. En una ocasión, con motivo de una reunión campestre de partidarios de Podemos en la Casa de Campo de Madrid, un periodista preguntó a varios de los asistentes sobre lo que acababan de oir en el mitin reciente: «¿les parece bien que se limiten los sueldos por arriba?» Respuesta: «¡Claro. Porque ahí están todos los problemas (!!!!). ¿por qué tiene que ganar uno tanto más que otro?». Y yo me pregunto ¿en qué les afectaría a los que ganan poco el hecho de que los demás ganen menos? A mayores ingresos, mayores gastos, y más gente que puede vivir proporcionando a esos gastadores lo que necesitan ¿o no? Además, si se limitan las posibilidades y los estímulos, me parece que va a trabajar la consabida Rita, aunque quizá tampoco, porque le habrán garantizado ya un sueldo por existir y el derecho a ocupar una vivienda.
En realidad, ninguno de los «contestantes» se planteaba qué ocurriría si fueran ellos los estuvieran en el grupo de esos que ganan mucho más. Estoy seguro de que entonces las cosas se verían de otra manera.

A la vista de esto, estoy pensando colocar como lema de todos los artículos sobre Podemos la frase de Groucho Marx, porque puede que este sea el «marxismo» con el que tanto se identifican.
Hasta la próxima.

Alfredo Vílchez

PD: Si hay comentarios, sólo serán leídos los que vayan firmados con nombre personal, no con seudónimos, «nikes» y otras zarandajas para ocultarse.