En cualquier sociedad hay siempre algunos personajes difusos, que se saben que están pero que son difíciles de concretar en una descripción ajustada. En realidad llamarles personajes es engrandecerlos demasiado. Son sólo personajillos. Pero a veces su número marca el color con que se ve esa sociedad en que pululan. Hablemos de tres de ellos:

Suavista

Aquel que no tiene ideas propias y busca cada mañana lo que dicen los demás para saber lo que deberá decir él en adelante. Al ser practicante del Suavismo, nunca afirmará ni negará nada categóricamente, a no ser que lo haga así cualquiera de los adalides sociales de opinión a quienes debe tener en cuenta diariamente, lo que se notará en su aspecto exterior por las expresiones de asombro y alarma -ojos muy abiertos, leve giro despreciativo de la cabeza, frases como «¡pero ¿qué dices?!»- sin que en realidad tenga argumento personal alguno para defender lo asimilado de su guía.

Joluso

Suavista de elite. Para poder tener una opinión, busca qué pensar entre sus mentores colectivamente intelectuales, a los que considera inalcanzables para la mayoría -no para él, por supuesto-. Su obsesión es creerse en la vanguardia permanente de lo que sea.

Considera sublime y excelsa cualquier cosa siempre que proceda de lo último aceptado por el gurú de turno, y siempre que al común le cueste entenderla o apreciarla. Generalmente desprecia a ese común, que no es capaz de ver la esencia del arte, de la música o de la literatura, ámbitos donde suele moverse (cuando el Joluso se mueve en política puede llegar a ser peligroso). Es de pensamiento farragoso y enrevesado, y de expresión poco inteligible, aunque, precisamente, considera esto último como la virtud que le hace ser especial.

Gilimoto

Fauna propia de urbanizaciones y barrios. Suele desplazarse utilizando un ciclomotor de poca cilindrada y mucho ruido, aunque aún no está estudiado a qué se deben sus desplazamientos, aparentemente sin objetivo concreto. Suele ser molesto y algo agresivo, y generalmente se le ve en manadas. Al crecer, si conserva las características, cambia de cilindrada. Se convierte en Gilipollino, y puede hacer bastante daño.