El sorprendente aviso del  señor Sánchez al espécimen Maduro es la versión actualizada del dicho castellano “la sartén le dijo a la alcuza: ¡apártate, que me ensucias!”. Y digo sorprendente por dos razones: primera, porque dentro del “buenismo” predominante, eso de advertir, de obligar –es un decir, naturalmente- a otro está muy mal visto, y Sánchez sólo actúa para ser bien visto; la segunda, porque el hecho de que, quién no quiere convocar elecciones, regañe a otro que tampoco quiere convocarlas, es un ejercicio de cinismo que supera con mucho a lo que nos tiene acostumbrados. Además, para restar a ese otro legitimidad para presidir, le da un plazo de tiempo durante el que sí se la reconoce para convocar elecciones. Si tiene legitimidad, para que emplazarlo. Y, si no la tiene, tampoco la tiene para convocar.

Aprovecho la ocasión para romper una lanza contra el feminismo en el lenguaje, porque la terminación “ente” de un adjetivo sólo significa que se realiza una acción. Así, “sorprendente” significa “que sorprende”, como “presidente” significa “que preside”. Si el feminismo considera que se puede decir “presidenta”, también se podría decir “sorprendenta” por las razones expuestas. ¿O no? ¿A que queda ridículo?

Pero volvamos al anuncio del señor Sánchez, que es el objeto del artículo.

Ese anuncio sólo tiene explicación por la tendencia de Sánchez a ser el novio en la boda y el muerto en el entierro, y eso le lleva a defender una cosa y su contraria sin que en ningún momento le suba el color a la cara. Es un caso claro de egolatrismo. La RAE define egolatría como “adoración, amor o culto excesivo a sí mismo”. Por encima de todas las cosas, añadiría yo, y con capacidad de romper lo que sea siempre y cuando él quede aparentemente triunfador.

Y eso de aparentemente me trae al recuerdo un chascarrillo antiguo que define bien a su protagonista y sirve también para definir lo que significa la amenaza de Sánchez I a Maduro el Obsoleto. Lo protagoniza un padre, un hijo y un señor en la calle:

 

Hijo: “Papá, ese tío de abajo me ha dado una bofetada porque le he roto el traje

Padre: “¿Qué te ha dado una bofetada? ¡quién! ¿ese?»– señala por la ventana

Hijo: “Sí”

Padre (indignado): “¡Vamos para allá, que se va a enterar!”

Salen ambos a la calle y el padre se enfrenta con el hombre

Padre: “¿Usted le ha pegado a mi hijo?”

Hombre: “Sí”

Padre: “… ¡¿Qué usted se ha atrevido a pegar a mi hijo?!”

Hombre: “Sí”

Padre (fuera de sí): “¿A QUE NO ES CAPAZ DE PEGARLE OTRAVEZ DELANTE MÍO?”

Hombre: le da una fuerte bofetada al hijo.

Padre: “¡Vámonos niño, que este tío te mata!”

Pues eso. La amenaza de Sánchez.

Por cierto, lo de “histriónico” del título lo he puesto porque, volviendo a la RAE, “Histrión” significa «actor, artista, payaso, bufón, charlatán». Elija el lector.