Hace tiempo que había oído que los “intelectuales” catalanes decían que Santa Teresa, Cervantes o Colón eran en realidad catalanes. Incluso había visto algunos videos en los que el portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardá, y algunos otros, defendían cosas semejantes. Un ejemplo de lo oído a Víctor Cucurull en uno de sus vídeos: “El imperio de Tartesos dicen que estuvo en el sur peninsular, pero en realidad estuvo en…fíjense ustedes…Tartesos, Tartesos, Tartesos… ¡claro, Tortosa” Tan a broma consideré aquellas cosas, que no tuve la precaución de anotar las direcciones de enlace a video o artículos de ese tipo, pensando que, salvo iluminados –orates que se decía antes- nadie tendría valor de creer semejantes sandeces (El Confidencial incluye ahora el video de otra conferencia de este eximio prócer en el Centro Comarcal de Lleida en Barcelona).
Pero hoy el diario digital El Confidencial publica una noticia respecto a la defensa que Pablo Casado hace de que se garantice el derecho a la enseñanza en castellano en toda España, y en ella intercala un comentario sobre la publicación por el Instituto Nova Historia, catalán, por supuesto, de un libro que se llama ”Inquisición y decadencia. Orígenes del genocidio lingüístico y cultural en la Cataluña del siglo XVI”, de Jordi Bilbeny, presidente de ese Instituto. Aunque el comentario sobre ese libro fue en febrero de 2018, ahora lo cita el periódico porque afirma que se pondrá pronto a la venta. El artículo me dio la oportunidad de pasar una buena tarde con una amplia sonrisa, cuando no carcajada, porque es eso lo único que provocan afirmaciones como las que siguen:
- -Muchos escritores catalanes se cambiaron el nombre para evitar ser ajusticiados (todavía no se han enterado estos hombresde los actuales estudios sobre la Inquisición).
- – El Lazarillo de Tormes es una obra catalana, (aunque no dicen por qué se llamó “del Tormes”).
- – Igual ocurre con La Celestina.
- – El Quijote también, y afirman que su autor, Joan Miquel Servent (no Cervantes, como le obligaron a llamarse para no ser ajusticiado) lo escribió en Barcelona, concretamente asomado a una ventana desde la que se veía el mar. Y que, perseguido por la Inquisición, acabó huyendo de España y publicando sus obras bajo el nombre de (¡pásmense!)… Shakespeare. ¡Por fin otro misterio histórico resuelto!
- – Santa Teresa, Teresa Enríquez de Cardona (y no Sánchez de Cepeda y Ahumada, como afirman los españolistas) era abadesa de Pedralbes.
- – Américo Vespucio no era italiano, sino catalán, y se llamaba Aymerich Despuig.
- – Marco Polo tampoco era italiano, y se llamaba Jaume Alarich.
- – Garcilaso de la Vega era un catalán que se llamaba Galcerán de Cardona.
- – Hernán Cortés no era extremeño, sino catalán, y se llamaba Ferrán Cortés, aunque en realidad era un príncipe de la casa real catalana llamado Alfons d’Aragó i Guerrea.
- – También eran catalanes Bartolomé de Las Casas y Leonardo Da Vinci.
- – La Gioconda era Isabel de Aragón, y el fondo del cuadro es Monserrat.
- – Cristóbal Colón era catalán, como lo era también su hijo Erasmo de Rotterdam.
- – Francisco Pizarro era Francesc Pinós de So i Carros, y era hijo bastardo de Fernando el Católico y de una dama catalana.
- – Diego de Almagro era hijo de Jaume d’Aragó-Dalmau, y por eso, de Dalmau y Aragó, se cambió el nombre a “Almagro”. Lo de que Almagro era pastor de cerdos dice Jordi Bilbeny que se debe a la censura del Estado español.
- – Gonzalo Fernández de Córdoba no era ni Fernández ni de Córdoba, sino Joan Ramon Folc de Cardona, y era suegro de Hernán Cortés.
- – Tampoco San Ignacio de Loyola era de Loyola, sino un alicantino llamado Íñigo
- – La bandera de los Estados Unidos está copiada de la bandera catalana…”porque ahora sabemos que el Nuevo Continente fue descubierto, conquistado, evangelizado y poblado por catalanes”.
Espero que hayan pasado un buen rato leyendo esto. Mejor lo pasarán si aguantan las casi dos horas del vídeo de Cucurull que incluye el periódico, pero será indispensable hacerlo para poder oír todos estos «descubrimientos»
Para completarlo, les incluyo la copia literal del texto del periódico que cita, también literalmente, la versión Cortés de Victor Cucurull: “Pensad que a la primera ciudad que fundó la llamo la Villa Rica de la Veracruz», recuerda Cucurull. «¿Y cuál era la ciudad de la Vera Cruz entonces? Pues Barcelona. ¿A que es mucha casualidad?”. Después pasa a leer fragmentos de la “Historia Verdadera de la conquista de la nueva España”, un libro que, desde su punto de vista -cita a un historiador francés para reafirmarse-, no escribió Bernal Díaz del Castillo sino el propio Cortés. Y dice: “Lo tituló así y no Nueva Castilla porque su idea era una Nueva España, que es una idea catalana. Hay que entender que esa España no es la de ahora sino un proyecto más orientado a respetar las instituciones propias, negociar y compartir soberanías… más catalán”. Y punto.