Hace ya mucho tiempo, sobre todo desde que los tecnócratas llegaron al gobierno vía Franco, que el ciudadano de a pie se dio cuenta de que practicaban el arte de hablar mucho sin decir nada. O al menos nada que se entendiera.

Agudas mentes -porque en este país haylas, a pesar de todo- crearon una tabla  con algunas frases que podían estructurar un discurso todo lo largo que se quisiera, tan sólo teniendo la precaución de usar cualquier párrafo de la columna 1, luego uno de la columna 2, seguido de uno de la columna 3 y a continuación uno de la columna 4, para volver a empezar por la columna 1, y así sucesivamente.

Por supuesto, con el periodo democrático la tabla seguía siendo útil, pero no tanto como antes, porque, desde 1975, los políticos tenían que hacer necesariamente alusiones concretas -es un decir- a programas, soluciones y/o logros. Pese a ello, en lo esencial se mantenía la técnica oratoria.

Mira por donde, ahora aparece un partido, Podemos, que vuelve a utilizar con el mismo vigor que los tecnócratas franquistas otro bagaje de frases comunes a cualquier circunstancia. Una de las mentes agudas de las que antes admití la existencia, Fernando Sánchez Salinero, gerente del Instituto Para el Desarrollo PYME y autor del libro «¿Qué leches es el Estado del Bienestar? Manual antidemagogia para tiempos revueltos» explica con gracejo en un vídeo  las 7 claves que Podemos utiliza para establecer un discurso de mitin o de tertulia. No hacen falta más.

Acertadamente, Sánchez Salinero dice, aunque no en el video, lo que muchos pensamos. Cito textualmente: «Podemos quiere un mundo de pobres a los que se les puedan repartir dádivas».

Ya, ya sabemos que los que no opinamos como los gerifaltes de Podemos somos unos fascistas. ¡Qué le vamos a hacer! Claro que su concepto de libertad y democracia es tan relativo, que lo expresan claramente en la expulsión de 60 militantes por la grave falta de presentar en Andalucía una candidatura alternativa a Teresa Rodríguez.

Los que piensan votarles sólo para fastidiar a los demás partidos harían bien en meditarlo (Ave Caesar morituri te salutant).

Hasta la próxima.

Alfredo Vílchez