Me gustaría saber dónde enseñan a muchos periodistas de voz a hablar de esas formas extrañas que a veces necesitan de un proceso de adaptación del oyente para comprender lo que quieren decir. El problema fundamental son las pausas que hacen.
En el lenguaje escrito, las pausas las representan las comas y los puntos. En el hablado, unas fracciones de segundo de silencio que marcan lo mismo: la separación entre un concepto y otro, entre una frase con contenido propio y la siguiente, que la aclara o completa.
Pero esos periodistas a los que me refiero hacen las pausas porque se ahogan, independientemente de que sirvan para comunicar mejor el mensaje, e incluso sin tener en cuenta que pueden cambiarlo de forma radical. A este respecto siempre cito que la mala colocación de una coma provocó las guerras de religión. Refiriéndose a Jesucristo, entre «resurrexit, no est hic» (resucitó, no está aquí) y «resurrexit non, est hic» (no resucitó, está aquí) la diferencia está, nada menos, en negar la divinidad de Cristo, porque, si no pudo resucitar…
Bajándonos a lo cotidiano, algunas frases de esos periodistas, como digo, cambian por completo lo que quiere decirse. Cuando estaban buscando los huesos de Cervantes en el convento, anoté una de ellas, representando con tres x (-xxx-) el lugar donde la periodista hacía la pausa. Quería decir: «En la rueda de prensa dada por los investigadores que buscan (los huesos) –XXX– una cláusula de confidencialidad les impidió profundizar en el tema», y, cambiada la pausa, dijo esto: «En la rueda de prensa dada por los investigadores que buscan una clausula de confidencialidad –XXX– les impidió profundizar en el tema».
Otra frase que anoté. Querían decir: «Hoy es 11M –XXX– Como el año pasado, se celebran actividades...» pero en realidad dijeron: «Hoy es 11M como el año pasado –XXX– se celebran actividades...». ¡Pues claro, y como todos los años!
Aún una tercera, por si no queda claro el confusionismo. Querían decir: «Hoy amenaza lluvia. –XXX– En Valladolid se inaugura una exposición…» pero dijeron: «Hoy amenaza lluvia en Valladolid –XXX– se inaugura una exposición …»
Como dije al principio, tiene que haber un responsable de enseñarle a esos pobres a hablar así, porque el hecho de que lo hagan igual, ya sean gallegos, valencianos, vascos, castellanos, catalanes, andaluces o extremeños, tiene que ser porque han ido al mismo «cole».
Y eso sin tener en cuenta la entonación con que también muchos hablan, con la que parece que consideran al oyente poco menos que infantilizado. Van subiendo la voz poco a poco y la dejan caer en las últimas palabras, para que éstas se asimilen mejor. Para que usted, lector, se haga una idea, es como cuando se dice «¿que no te has enterado bien del tema? ¡Pues estás apañado!«. Dígalo en voz alta, y sabrá a qué me refiero.
Buenos días nos dé Dios
Alfredo Vílchez